El punto de consciencia o conexión con la realidad de un ser humano, se mide por la cantidad de experiencia acumulada y asimilada en su camino evolutivo. Hoy he estado haciendo un examen interior.
He inspeccionado sentimientos, deseos, experiencia, estado físico y mental, momento espiritual, etc, etc. Tener un objetivo ¿Cuál? Una pregunta que emerge cada mañana y que permanece jugueteando con mis neuronas durante todo el día.
No hay nada más efectivo que hacer una valoración personal, de vez en cuando, del sentido que tiene nuestra vida en ciertas etapas para enfocar y plantearse nuevos objetivos. Esos puntos de consciencia, que definen el momento actual en el que estamos, cómo actuamos, cómo somos y cuál es nuestro rol en éste punto del viaje.
Echa la introspección, me pongo a valorar pros y contras. Valoro la dirección que quiero que tome éste blog ante todo; algo que llevo sopesando desde hace algún tiempo y que ayer, un “toque” con la realidad, me hizo plantear nuevos horizontes.
Me di cuenta que el camino que entornaban mis reflexiones, no era el que quería. El tema, dejaba de tener profundidad para adentrarse en un mero entretenimiento. Cesaba el contenido esencial, la presencia, la verdadera reflexión. Todas las razones por las que empecé ésta odisea.
Tocaba un tema a priori aburrido. Eso lo hacía cultivo de sarcasmo gratuito, burla o broma para el intelecto de los que buscan en la dirección que sopla el viento; los que fluyen con el reconocimiento personal de sus propios errores, esos que paciencia en mano, comienzan a tocar su luz interior y sobran de contenidos vacíos y planos.
Reorientado barco y ajustado timón, suelto velas de nuevo, con más fuerza si cabe. Esperando encontrar un nuevo puerto que me abastezca de víveres y nuevas experiencias. Pido disculpas a mi ego por quitarle unos cuantos caramelos de la boca y dejo que el viento arrastre mi velero a un punto más consciente… 🙏🏼🕉️